mayo 11, 2008

¿ A que se dedican nuestros técnicos ?

Con la aparición de la Varroa hace ya unos años, los apicultores ante la falta de información comenzaron a tratar el parásito con toda clase de "medicamentos", provocando en ocasiones la contaminación de la miel.

Ahora los apicultores y en especial los trashumantes están forzados por decreto a pertenecer a una sociedad de Defensa Sanitaria (ADS) y adquirir el medicamento (previamente elegido por la ADS) con receta del veterinario, que suele ser el Apistan®, Bayvarol®, Apivar®... Está comúnmente aceptado que estas marcas dan pobres y muchas veces nulos resultados, no disponemos de información contrastada sobre sus efectos secundarios y en contraste con otros países aquí el veterinario no nos deja mucha más opción.

Es sabido que la gran mayoría de apicultores, si no quieren quedarse sin abejas, han de utilizar sus propios métodos después de comprar los tratamientos obligatorios (nada económicos).
Cualquier apicultor se da cuenta de que los planes de defensa sanitaria no están funcionando, de ello dan prueba los recientes restos de clorfenvinfos hallados en remesas de polen de origen español y la creciente resistencia del parásito a los tratamientos.
Los que no parecen darse cuenta son los responsables del ministerio. ¿Quizá por el poco uso que hacemos los apicultores de la desconocida "carta verde" (documento donde podemos hacer constar el pobre resultado de estos productos)?, lo dudo.

Parece ser que los tratamientos efectivos dejan residuos y la única solución dolorosa pero cada vez más aceptada es no tratar. Ante esto (tenemos que reconocer nuestra propia parte de culpa) muchos apicultores se echan las manos a la cabeza pensando en su viabilidad, pero es evidente que la única salida está en la selección de cepas resistentes, algo que funciona. Pero todos los trabajos en esta dirección vienen por la observación de los propios apicultores. El ejemplo de la gente de la palma empeñados en la vuelta al tamaño original de la abeja. Ningún estudio serio por parte de la institución sobre estas soluciones. Cualquier proceso de investigación científica tendría en cuenta estas obviedades. Nos preguntamos entonces ¿ a qué se dedican nuestros técnicos ?. El apicultor que ya tiene bastante con sufragar los gastos, se siente desamparado.

Todo esto nos lleva otra vez a pensar que son los intereses económicos y no sanitarios los que manejan el cotarro, pues parece más interesante subvencionar un producto farmacéutico manteniéndonos en la ignorancia y obligarnos a comprarlo, que realizar un "verdadero" estudio serio del problema para que el apicultor disponga de información clara, y subvencionar los cursos formativos y la pérdida de colmenas en estos procesos de limpieza.


1 comentario:

Francesca dijo...

Estoy totalmente de acuerdo, en Mallorca pasa lo mismo y lo único que se siente es impotencia. Interesante blog, yo tambien soy apicultora y tengo blog con las mismas inquietudes.

Salut!